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Jaime plantó una bellota, pero antes de que pudiese crecer, una ardilla la desenterró y la escondió. Jaime plantó una bellota, germinó y brotó de la tierra, pero … Jaime no se da por vencido cuando su primera bellota no crece: planta otra pero los animales la pisan, mordisquean los brotes de la que empezaba a nacer; los niños estropean la planta que germinara con otra semilla, los leñadores talan el árbol que llegara a hacerse alto y fuerte... hasta que la enésima bellota de Jaime se convierte con el paso del tiempo en un roble robusto que da como fruto más bellotas.